En nuestro país durante este año se han registrado hasta la fecha 33 femicidios, los cuales encarnan la forma más extrema de violencia contra la mujer, el punto final de una red de coacciones que se potencian y acaban en la suspensión total de la vida de mujeres de distintas edades y perfiles, a manos de quiénes fueron sus esposos o convivientes. Estas terribles cifras son la culminación de una escala de micro violencias que son reproducidas gracias a una estructura social en la que se les da cabida. El acoso callejero, la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, la discriminación en esferas políticas son ámbitos donde se expresan distintos tipos de discriminación y violencias.
Los espacios educacionales también operan con lógicas reproductoras de estas violencias pues los programas
escolares funcionan como mecanismos de disciplinamiento en los que se
configuran discursos tanto explícitos como implícitos que están influenciados
por ideas hegemónicas que determinan los contenidos que deben tratarse, ya que
“las decisiones que implican el diseño de un currículum implican relaciones de
poder y las teorías del currículo, en la medida en que buscan decir lo que el
currículo debe ser, no pueden dejar de estar implicadas en asuntos de poder.”
(Morgade, 2011) Es por esto que la
escuela al funcionar como un mecanismo de poder también actúa como un aparato
ideológico (Morgade. 2011), donde las identidades de género son sólo aceptadas
siguiendo la idea del binarismo hombre/mujer, y como se dijo anteriormente, esto genera que se produzcan lógicas en donde la figura de la mujer se vea como inferiorizada, por ejemplo, muchas veces alejada del área científica desde muy pequeña, relegada de los deportes considerados "masculinos", lo que influirá en su posterior desarrollo psicológico y académico. Es por esto que nuestra premisa apunta a generar dentro de estos espacios áreas de reflexión y deconstrucción en torno a los roles de género, ya que su reproducción muchas veces acaba con terribles consecuencias como los femicidios y otros tipos de violencias expuestas.
Bibliografía:
- Morgade, G. (2011). Toda educación es sexual: Hacia una
educación sexuada justa. Buenos Aires: La Crujía Ediciones.













